PORTUGAL, CULTURA Y DESARROLLO
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Esta sabia composición de poderes represen-
tativos y moderadores ha posibilitado que todos
los presidentes, desde 1976, Ramalho Eanes,
Mário Soares, Jorge Sampaio, Cavaco Silva y
ahora Marcelo Rebelo de Sousa, hayan sido
apelados a desempeñar una auténtica función
de barrera protectora ante determinadas situa-
ciones parlamentarias o respecto a soluciones
gubernativas.
Esta barrera constituye un elemento esencial
para facilitar la estabilidad y la sostenibilidad del
sistema, desde una perspectiva de solidaridad y
cooperación entre los distintos órganos de so-
beranía. La cohabitación entre mayorías presi-
denciales y parlamentarias de signo diferente se
ha vivido sin dramatismo en los diversos ciclos
políticos.
La situación actual de un presidente de cen-
tro derecha con un gobierno de centro izquier-
da (PS) sin mayoría parlamentaria, pero con la
garantía del apoyo de las fuerzas a su izquierda
es un ejemplo inédito que confirma el acierto de
esta solución constitucional. Quizá sea esta una
de las razones por la que no se han dado en
Portugal minorías xenófobas o nacionalistas.
La recuperación económica en marcha
En el plano económico, los dos últimos años
han significado una recuperación después de
una profunda recesión. A pesar del declive del
producto interior, se han dejado sentir positiva-
mente los efectos de las medidas estructurales
aplicadas. Y esto sobre todo en lo que respecta
al saneamiento de las finanzas públicas y del sis-
tema bancario, la regulación más flexible del
mercado de trabajo y la mejora de los niveles de
formación y de educación.
Pero todavía la reducción de la deuda públi-
ca, el aumento de la inversión, la mejora de la
productividad y el crecimiento de las exportacio-
nes siguen siendo los objetivos fundamentales
para conseguir la estabilidad económica, finan-
ciera y social.
La reducción del déficit presupuestario nos
facilitó salir de los déficits excesivos ya en junio
de 2017 –que en 2016 era del 2,1% del PIB–
descendiendo al 1,4% del PIB. La deuda pública
que en 2016 era del 130% del PIB se ha reduci-
do al 126%, lo que supone 242 mil millones de
euros menos. El PIB ha aumentado en 2017 un
2,7% en volumen total, un 1,1% más que en el
año anterior, es decir, 193 mil millones de euros
más, según el Instituto Nacional de Estadística. Y
esto se ha debido al aumento de la inversión,
aunque la demanda externa ha sido ligeramente
negativa pues las exportaciones han subido algo
menos que la importación de bienes y servicios.
Pero, por último, no se puede olvidar la baja
natalidad y el envejecimiento de la población,
que están generando dificultades respecto a la
sostenibilidad del sistema de Seguridad Social,
ya que el número de contribuyentes al sistema
crece menos que el de jubilados. La inmigración
africana, brasileña y europea del Este se ha re-
velado como relativamente útil para cubrir las
necesidades de mano de obra.
El problema de la educación y de la
formación
Una preocupación fundamental sigue siendo el
nivel de cualificación profesional de la población
activa. El programa
Educación para todos
ha
constituido un gran reto y un gran esfuerzo,
pero, a pesar del progreso experimentado, con
el aumento de la escolaridad obligatoria hasta
los doce años y el acento puesto en la forma-
ción profesional, Portugal tiene aún un largo
camino que recorrer en esta materia.