LA ASOCIACIÓN TRANSATLÁNTICA PARA EL COMERCIO Y LA INVERSIÓN (TTIP): CÓMO LOGRAR UN BUEN ACUERDO PARA EUROPA
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jugado la baza de la geopolítica en el espacio
postsoviético, apropiándose de Crimea y avivan-
do las llamas del conflicto civil en Ucrania. El
Brasil de Dilma, a pesar de la retórica, ha man-
tenido las distancias con EE. UU. en ámbitos que
van desde el comercio internacional hasta las
políticas regionales (Mercosur, Unasur). Final-
mente, aunque los líderes de los BRICS (Brasil,
Rusia, China, India y Sudáfrica) no expresaron
formalmente su oposición en bloque al acuerdo
TTIP en la Cumbre de Fortaleza en julio de 2014,
sí han expresado en privado sus reservas ante la
iniciativa. El hecho de que no todos los países
fuera del TTIP vayan a salir ganando confiere a
este plan una fuerte dimensión geopolítica, al
igual que lo que ocurre con otros asuntos espi-
nosos como la no proliferación nuclear, los de-
rechos humanos y el cambio climático.
Las recientes actuaciones de otras potencias
mundiales suponen, sin duda, una mayor pre-
sión para los equipos encargados de negociar el
TTIP. Si EE. UU. y Europa quieren guardar las apa-
riencias y reafirmarse como impulsores de las
normas internacionales de buen gobierno, de-
berán alcanzar un acuerdo pronto. Y no cual-
quier tipo de acuerdo. No conseguirlo supondría
una enorme pérdida de credibilidad y prestigio
para ambos que debilitaría sus posiciones de ne-
gociación con China y Rusia, y minaría la efecti-
vidad de otras iniciativas de libre comercio como
el recién negociado TPP y la Alianza del Pacífico.
Turbulencias internacionales: la
ralentización económica en los mercados
emergentes
La ralentización de los mercados emergentes pre-
vista para 2015-2016 podría tener ciertos efectos
desestabilizadores en la próxima fase de negocia-
ciones. Los BRICS se enfrentan ahora a nuevos
desafíos económicos. El FondoMonetario Interna-
cional (FMI) rebajó las previsiones de crecimiento
económico mundial al 3,5 % para 2015 y al
3,7 % para 2016 en el informe de
Perspectivas
Económicas Mundiales
(
World Economic Out-
look
) de enero de 2015, que auguraba un me-
nor potencial de crecimiento para los mercados
emergentes. El crecimiento previsto para China,
donde se espera que la economía sufra una ra-
lentización gradual, se ha reducido en un 0,3 %
(hasta el 6,8 %) y se prevé que el crecimiento de
Brasil caiga un 1,1 % (hasta el 0,3 %). Las pre-
visiones para Rusia son aún peores: una caída
del 3,5 %, que provocará una fuerte recesión
según el FMI. Este también prevé precios del pe-
tróleo más bajos y una mayor depreciación del
euro y del yen. En cambio, según las previsiones,
la economía estadounidense crecerá un 3,6 % y
el crecimiento en la eurozona se contraerá lige-
ramente (un -0,2 %, hasta el 1,2 %). Ambos
socios podrían beneficiarse mucho de la bajada
en los precios del petróleo, el tipo de cambio
bajo del euro y una flexibilización de las condi-
ciones de préstamo. Sin embargo, los países de
la eurozona aún hacen frente al riesgo de la de-
flación permanente y la elevada tasa de desem-
pleo. Además, el endurecimiento de la política
monetaria de EE. UU. podría hacer que los mer-
cados financieros de los países emergentes se
volviesen más volátiles.
Aquí la interdependencia importa mucho:
los fuertes vínculos entre exportación y flujos de
inversión extranjera directa impiden afirmar que
la ralentización en Rusia o China vaya a acelerar
el apoyo a un acuerdo TTIP en EE. UU. y Europa.
En otras palabras, mientras que la geopolítica se
puede considerar un juego de suma cero, no
sucede lo mismo con la economía mundial.
Además, la instrumentalización de las reglas de
comercio global por motivos geopolíticos tiene
sus límites: como mostró el éxito relativo de la