LA ASOCIACIÓN TRANSATLÁNTICA PARA EL COMERCIO Y LA INVERSIÓN (TTIP): CÓMO LOGRAR UN BUEN ACUERDO PARA EUROPA
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más probable– la ratificación correría a cargo
exclusivamente del Parlamento Europeo. En
cualquier caso, una buena estrategia para facili-
tar el camino a la ratificación parlamentaria con-
siste en favorecer el acercamiento con el Partido
Verde y la Izquierda Unitaria del Parlamento Eu-
ropeo que actualmente rechazan el acuerdo e
intentar construir coaliciones fuertes sobre esta
cuestión, en especial en vista de las ganancias
de estas fuerzas políticas a nivel nacional duran-
te las elecciones de Grecia, y las previsiones de
éxito para sus homólogos en España en las elec-
ciones generales del país a finales de 2015.
Recientemente, el Partido Socialista Europeo
se ha centrado en otros tratados similares, seña-
lando el Acuerdo Económico y Comercial Global
entre Canadá y la Unión Europea (CETA)
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como
fuente de inspiración para continuar con las ne-
gociaciones del TTIP, en especial en lo que con-
cierne al ISDS. Las principales directrices de los
Socialistas incluyen, entre otras, asegurar la ple-
na capacidad reguladora de los Estados; el tra-
tamiento equitativo de inversores nacionales y
extranjeros en la UE; la capacidad de los Estados
de reestructurar y renegociar la deuda soberana
sin poner en riesgo los procedimientos de pro-
tección de inversiones; o la creación de un Tribu-
nal de Comercio e Inversiones imparcial con
capacidad para impartir justicia en casos de pro-
tección de inversiones.
El próximo paso: hacer del TTIP un acuerdo
favorable para Europa
Las diferencias que existen hoy en día entre los
dos socios se deben, en su mayoría, al distinto
modo en que les están afectando los factores
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Siglas del inglés Canada-EU Comprehensive Economic Trade
Agreement.
políticos. En primer lugar, las circunstancias eco-
nómicas y sociales posteriores a la crisis que
conforman sus respectivas posiciones son muy
diferentes. En segundo lugar, las discrepancias
entre sus respectivas “culturas estratégicas”
marcan una gran diferencia en sus percepcio-
nes, expectativas y actitudes.
La representante de Comercio Malmström
ha afirmado que el punto central del acuerdo
consistiría en “librarse de una burocracia excesi-
va”. Sin embargo, los intereses en juego van
mucho más allá. ¿Podemos hacer más compati-
bles las regulaciones de EE. UU. y la UE sin que
las normas de protección de la salud, seguridad,
medioambiente o de los consumidores se re-
sientan? Aparentemente, estadounidenses y
europeos están avanzando en una misma direc-
ción, intentando aumentar su ventaja estratégi-
ca internacional. Pero ambos juegan en terrenos
algo diferentes. Las diferencias más irreconcilia-
bles entre ambas partes están relacionadas con
los derechos laborales, la protección medioam-
biental y la regulación del mercado financiero,
cuestiones al fin y al cabo de gran relevancia
global.
Europa tiene una gran oportunidad para lle-
gar a un acuerdo sobre comercio e inversiones
con EE. UU., pero dicho acuerdo debe ser equi-
librado. Los negociadores europeos deberían
dejar claro a sus homólogos estadounidenses
que, dada la situación política y social por la que
atraviesa Europa, no pueden ponerse en peligro
los avances logrados hasta ahora en el plano
económico y social. Hasta el punto de que en
este momento, para los europeos sería preferi-
ble incluso no llegar a un acuerdo que firmar un
mal acuerdo.
Por otro lado, la UE no debería conformarse
con alcanzar un acuerdo “minimalista”, es decir,
un pacto rápido para 2015 basado en la elimina-
ción de barreras no arancelarias pendientes. Ello