CAPÍTULO 6.
TRASTORNO DE ALIMENTACIÓN NO ORGÁNICO
Evitar que el problema de la comida «coma» a la familia.
Básicamente consiste
en dejar de preocuparse en exceso por el problema de la alimentación. Es
importante que se entienda que estas dificultades son propias del crecimiento
y del desarrollo de los niños y comunes a casi todas las familias. Por otro lado,
si la atención se sigue centrando en los problemas de alimentación, difícilmente
se conseguirá que los niños cambien de actitud. Controlar la angustia y la
inquietud durante la hora de la comida y transmitir serenidad y firmeza es
una parte importante del papel de los padres. Si los padres consiguen evitar
hablar de la comida y de sus preocupaciones delante del niño, convirtiendo el
momento en un lugar neutral y placentero, lograrán romper con la dinámica
nociva perpetuadora del problema.
Evitar que el problema de la comida «coma» al niño.
Empezar a prestar
atención a aquellas cosas que el niño hace bien (como aspectos positivos de
su forma de ser, comportamientos adecuados, etc.), y remarcarlas cuando se
observen. Esta actitud permite centrar la atención en temas más constructivos
y ayuda a recuperar la relación de confianza entre los padres y el hijo. El niño
se sentirá recompensado al descubrir aquellos aspectos de su forma de ser
que son motivo de orgullo para sus padres. Del mismo modo, compartirlo con
otras personas dentro del entorno familiar o social contribuye a asentar su
confianza y la satisfacción de sus padres.
Mantener y cuidar una rutina de ocio familiar.
Esta situación termina
contagiando todo el ambiente y disminuyendo los momentos de disfrute
en familia. Es importante que los padres hagan el esfuerzo de encontrar
situaciones distendidas que favorezcan las relaciones en la familia y que
ofrezcan momentos de placer (por ejemplo, juegos, deportes, excursiones,
etc.). Asimismo, en muchas ocasiones el aislamiento social termina siendo
una de las consecuencias inmediatas por la dificultad para manejar
estas situaciones en público. En la medida de lo posible, recuperar estos
encuentros sociales va a permitir que la situación se vaya normalizando
y que se vaya recuperando la imagen de una familia conectada con el mundo
que le rodea.
Trabajar comportamientos más adecuados
Una vez rota la dinámica precedente y asentadas las bases de la nueva forma
de relación familiar al margen del problema de la comida, hay que empezar a
modificar los comportamientos inadecuados del niño, ofreciéndole otros más
adaptativos.
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