Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  113 / 194 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 113 / 194 Next Page
Page Background

¡TODOS A COMER!

Las emociones en el niño

Debido a la falta de madurez emocional, los niños pueden presentar problemas

a la hora de reconocer lo que les pasa. Ayudarles en familia a reconocer y a

expresar las emociones favorecerá la comunicación con el niño. Para ello es

importante tener en cuenta:

Deseos y conductas de ensayo-error. Los niños reaccionan de una

manera más natural e impulsiva que los adultos, son fieles a sus deseos

y buscan satisfacerlos en todo momento. Su forma de conseguirlo es por

ensayo-error. Prueban diferentes comportamientos para comprobar si la

reacción por parte del entorno es la esperada. En caso de serlo, dicho

comportamiento pervivirá. Cuando los niños comen mal, no pretenden

hacer daño ni a sus padres ni a sí mismos, sino que lo que persiguen

es satisfacer su deseo de atención y cariño por parte de sus padres.

Al comprobar que actuando de esta forma con la comida lo consiguen,

mantienen la conducta sin ser conscientes del sufrimiento que esta

situación conlleva para toda la familia.

Sensibilidad al entorno. Los niños muestran sus emociones a través

de sus comportamientos. A veces la preocupación de los padres por el

tema de la comida es tan grande que directamente se tiende a buscar

su origen físico, pasando por alto que a lo mejor puede haber algo en

el mundo del niño que le esté afectando a nivel emocional. Los niños

son muy sensibles a su entorno y los pequeños cambios les producen

inseguridad y miedo porque todavía no se sienten con la confianza

suficiente para poder enfrentarlos. Por eso es importante preguntar

al niño por sus sentimientos y preocupaciones ya que puede que la

solución sea mucho más sencilla de lo que parece.

Las emociones en los padres

Los padres pueden llegar a verse inundados por un sinfín de emociones que

les llevan a sentimientos enfrentados hacia el niño a la vez que les hacen

replantearse su papel como educadores. El poner nombre a estas emociones

y trabajar para manejarlas de manera adecuada permite que los padres se

sientan capaces y fuertes ante el reto de la crianza.

Los problemas en la alimentación de los niños alteran emocionalmente a los

adultos de una manera intensa. Los sentimientos más reconocibles son: miedo,

112