Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  109 / 194 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 109 / 194 Next Page
Page Background

¡TODOS A COMER!

Diseñar un plan de actuación.

Antes de nada, los padres tendrán que diseñar

juntos un plan de actuación de acuerdo al tipo de dificultad del niño y a las

características de la familia (por ejemplo, integrantes de la familia, presencia de

hermanos, ocupación laboral de los padres, rol que cada padre desempeña en

la familia, tipo de actividades asignadas a cada padre, habilidades personales,

recursos de la familia, etc.). Tras el repaso de la situación y puesta en común de

los objetivos a conseguir, se procederá al diseño del plan.

Este plan debe estar dividido en diferentes etapas con diferentes objetivos. Por

ejemplo: etapa 1, conseguir que el niño interiorice una rutina en la comida: horario,

lugar, menú, número de comensales, etc.; etapa 2, conseguir que el niño aguante

todo el tiempo de la comida sentado en la mesa (30 minutos máximo); etapa 3,

fomentar que el niño participe de forma distendida de la conversación en la mesa;

etapa 4, conseguir que el niño participe de las actividades en torno a la comida

(quitar la mesa, poner el agua, etc.). Esta actuación pretende centrar las energías

en una sola cosa a la vez, no saturar con un exceso de retos, respetar los ritmos

de aprendizaje del niño, tener en cuenta los pequeños pasos hasta conseguir la

meta y ser conscientes de los logros conseguidos a lo largo de todo el recorrido.

Instaurar rutinas.

La vida laboral actual no es un gran aliado a la hora de mantener

rutinas, obligando en muchas ocasiones a modificar el plan del día, retrasando o

adelantando en el tiempo las actividades básicas de la vida diaria de los niños

(por ejemplo, comida o baño). Sin embargo, muchas veces no se tiene en cuenta

que los cambios bruscos y continuados en los quehaceres de los niños terminan

generándoles sentimientos de descontrol e inseguridad, al no tener asentados

todavía conceptos claves relacionados con el orden y la sucesión de las cosas.

Como consecuencia, pueden darse a largo plazo dificultades en otros aspectos

de la vida que terminan obstaculizando el desarrollo psicológico, físico y social.

Establecer y mantener en el tiempo hábitos saludables (por ejemplo, «hay que

irse a dormir porque la luna ya ha salido») facilita el equilibrio físico y emocional,

generando rutinas seguras en la vida del niño. En el caso de que los padres

no puedan asegurar el cumplimiento de las mismas, una posibilidad es buscar

a otras personas dentro del entorno de confianza (como abuelos o hermanos

mayores) que se puedan hacer cargo de la tarea. A medida que los niños

crezcan, la flexibilidad en los horarios puede ir siendo mayor, siempre y cuando

haya unos hábitos sólidos de partida.

Límites.

Tan importante es el cariño de un padre hacia un hijo como transmitir

unas normas claras que ayuden al niño a saber comportarse y a autorregular su

comportamiento. Les permite discriminar entre qué cosas pueden hacer y cómo

108