EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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en la práctica por la decisión de la primera mi-
nistra Theresa May de convocar elecciones na-
cionales anticipadas para el 8 de junio de 2017
con el objetivo de reforzar su posición política
ante la negociación. May, elegida primera mi-
nistra en julio de 2016 por su partido tras la
dimisión de Cameron, pretendía el respaldo de
las urnas para tanto asegurarse un apoyo ma-
yor al
brexit
en la Cámara de los Comunes
como presentar un sólido frente negociador
ante la UE. Sus intenciones se verían desbarata-
das por los resultados, que reducían su apoyo
parlamentario, al efecto de tener que confor-
mar un Gobierno en minoría sostenido por el
partido norirlandés del DUP, lo que ha fragiliza-
do notablemente la posición negociadora del
Gobierno británico tanto ante su Parlamento
como hacia la UE
12
.
Las negociaciones no comenzarían de he-
cho hasta el mes de julio de 2017, celebrándo-
se en Bruselas y organizándose en una serie de
rondas de cuatro días de duración que se pro-
gramaban más o menos con una periodicidad
de una al mes. Se comenzó discutiendo los te-
mas de la retirada fijados por el Consejo
Europeo para la primera fase: los derechos de
los ciudadanos europeos en el Reino Unido y
británicos en la UE; la conocida como “factura
del
brexit”,
esto es, la cuantía que debe pagar
el Reino Unido a la UE; la cuestión de la fronte-
ra entre Irlanda e Irlanda del Norte; la gober-
nanza del acuerdo y otros asuntos técnicos de-
rivados de la separación. Se había establecido
12
El Partido Conservador liderado por May obtendría 318
escaños, de los 650 en liza, perdiendo 12 respecto a las
anteriores elecciones de 2015. Al haber perdido la ma-
yoría absoluta, para poder ser elegida primera ministra
llegó a un acuerdo con el Partido Democrático Unionista
del Norte de Irlanda, partidario del
brexit
duro, el 26 de
junio de 2017.
que en el mes de octubre el Consejo Europeo
haría balance, dando luz verde a la apertura de
la segunda fase de la negociación sobre la rela-
ción futura si los progresos se consideraban su-
ficientes.
Las rondas del verano y del otoño no ofrecie-
ron grandes avances, de la parte europea se
acusaba a los británicos de falta de preparación,
de la parte británica a los europeos de inflexibi-
lidad. Theresa May intentó romper ese
impasse
con un discurso en el mes de septiembre en
Florencia, que pretendía imprimir liderazgo al
proceso
13
. Pocas cosas nuevas salvo el abando-
no de la tesis del
no-deal
y la petición de un
“periodo de implementación”, que se abriría
tras la salida formal del Reino Unido, que permi-
tiera a los actores económicos y políticos adap-
tarse a la nueva situación. No obstante, en el
mes de octubre el Consejo Europeo no pudo
certificar los avances y aplazó a diciembre la de-
cisión sobre la apertura de la segunda fase de la
negociación, aunque envió un mensaje positivo
a los británicos ordenando que comenzaran los
trabajos para la preparación de la posición euro-
pea sobre la relación futura
14
.
Comenzó entonces una intensa y continua
actividad diplomática entre Londres y Bruselas
para intentar alcanzar un consenso sobre los
tres puntos centrales que debían valorarse para
pasar a la siguiente etapa: los derechos de los
ciudadanos, la factura del
brexit
y la frontera
norirlandesa. En última instancia el acuerdo
entre las dos partes se consiguió en diciembre,
y se plasmaría en un memorando conjunto
13
May, T.:
A new era of cooperation and partnership be�
tween the UK and the EU,
Florencia, 22 de septiembre de
2017.
14
Consejo Europeo (art. 50):
Conclusiones,
Bruselas, 20 de
octubre de 2017 (EUCO XT 20014/17), ptos. 2 y 3.