LA CRISIS DE UCRANIA Y LAS RELACIONES DE LA UNIÓN EUROPEA CON LA FEDERACIÓN DE RUSIA
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La secesión de Crimea
En la república autónoma de Crimea la reacción
fue casi inmediata. El 23 de febrero empiezan
las manifestaciones prorrusas en Sebastopol, el
día 26 milicianos armados toman los pasos fron-
terizos y puntos clave, y el día 27 el Consejo
Supremo, cuya sede había sido también ocupa-
da por fuerzas de autodefensa armada, destitu-
ye al primer ministro (nombrado por Kiev) y eli-
ge a Sergey Aksyonov, líder de Unidad Rusa,
que había tenido en las elecciones de 2010 un
4 % de votos, el cual pide asistencia a al presi-
dente ruso, Vladímir Putin, el 1 de marzo. La
Asamblea Federal rusa (cámara alta) vota ese
mismo día la autorización para que Rusia pueda
intervenir en Ucrania.
Tropas rusas procedentes de la base de
Sebastopol, donde Rusia tenía autorizados un
máximo de 25.000 efectivos, se despliegan sin dis-
tintivos por toda la península, ocupan los aero-
puertos, patrullan las carreteras y cercan los cuar-
teles donde están estacionadas las fuerzas
armadas ucranias, sin que se produzcan enfrenta-
mientos armados. El Consejo Supremo de Crimea,
que había declarado la intención de celebrar un
referéndum el 25 de mayo, lo adelanta al 16 de
marzo, para consultar a la población sobre la inde-
pendencia de Ucrania. El resultado oficial de la
consulta es del 96 % de votos a favor, con una
participación mayor del 80 %. El 17, Crimea y
Sebastopol declaran su independencia y solicitan
su ingreso en la Federación de Rusia. El 18, se fir-
ma en Moscú el tratado de adhesión, que es rati-
ficado por las dos cámaras legislativas rusas el día
21, con lo que Crimea pasa a ser una república
autónoma rusa y Sebastopol una ciudad federal.
Crimea fue rusa desde que en 1783 Catalina
la Grande se la arrebatara a los otomanos, hasta
que en 1954, Nikita Kruschev
se la regaló
a
Ucrania para celebrar el 300 aniversario de la
unión de un pequeño estado cosaco ucraniano
al este del río Dnieper con Rusia. Por supuesto,
nadie les preguntó en 1954 a los habitantes de
Crimea, más del 60 % de los cuales son de etnia
rusa actualmente, si querían integrarse en
Ucrania o no. En realidad la cesión tenía en esos
momentos un carácter sobre todo administrati-
vo, ya que Ucrania y Rusia estaban integradas
en la URSS. En cualquier caso, la cesión no in-
cluía a Sebastopol que, como base militar, tenía
un estatuto especial, y no pertenecía a la óblast
(región) de Crimea sino que dependía directa-
mente de Moscú. Cuando se produce la disolu-
ción de la Unión Soviética y la independencia de
Ucrania, Crimea vota su constitución y declara
su independencia de Ucrania (mayo de 1992)
sin éxito, como no lo tuvo tampoco un nuevo
intento en 1994, quedando integrada en
Ucrania como república autónoma. Sebastopol
queda también bajo administración de Kiev,
mientras se discute la división de la flota del mar
Negro y el uso de la base por Rusia.
En 1992 el Soviet Supremo ruso declara invá-
lida la transferencia de soberanía de Crimea a
Ucrania. En 1993, reclama Sebastopol como
parte de Rusia. Pero en ninguna de las dos oca-
siones el entonces presidente, Boris Yeltsin, apo-
ya la iniciativa, paralizado por la debilidad de
Rusia en la escena internacional. En diciembre
de 1994, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido
suscriben en Budapest el Memorándum sobre
garantías de seguridad a Ucrania, como contra-
partida a su desarme nuclear. Por primera vez,
Moscú reconoce (Artículo 1) las fronteras de
Ucrania sin condiciones y su derecho a la integri-
dad territorial. Este reconocimiento se ratificará
en el Tratado de Amistad, Cooperación y
Asociación (Artículos 2 y 3), que firman ambos
países en mayo de 1997, inmediatamente des-
pués de llegar a un acuerdo sobre el reparto de
la flota y el uso de Sebastopol por la marina rusa.