Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  122 / 150 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 122 / 150 Next Page
Page Background

EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA

122

desigualdad mediante políticas cada vez más

sometidas a una regulación internacional de ca-

rácter obligatorio.

Asimismo, se estudia la necesidad y la posi-

bilidad de dar el gran paso cualitativo que re-

presentaría poder reformar los tratados a través

de la Convención Europea, evitando la unani-

midad de los Estados miembros, posiblemente

a través de un referéndum europeo. Teniendo

en cuenta la decisión ya explicitada de no am-

pliar la Unión a más estados durante esta legis-

latura, es decir, hasta 2019, se entiende que

hay que aprovechar esta oportunidad antes de

que la adhesión de nuevos socios complique

aún más la posibilidad de acuerdos en el seno

de las instituciones.

Un nuevo avance en la senda federal: las

elecciones europeas de mayo de 2014

Las Elecciones al Parlamento europeo de 2014

han sido las primeras convocadas con el Tratado

de Lisboa en vigor, en concreto, de su artículo

17.7, que establece: “Teniendo en cuenta el

resultado de las elecciones al Parlamento

Europeo y tras mantener las consultas apropia-

das, el Consejo Europeo propondrá al

Parlamento Europeo, por mayoría cualificada,

un candidato al cargo de Presidente de la

Comisión. El Parlamento Europeo elegirá al

candidato por mayoría de los miembros que lo

componen”.

Estos comicios han conseguido algo que la

mayoría de observadores dudaba que fuera po-

sible y que muchos han defendido con firmeza,

a saber, que el Presidente de la Comisión y la

propia Comisión fueran elegidos como conse-

cuencia del resultado de las urnas. Por ello, hay

que subrayar la relevancia que a pesar de todo

está teniendo el empuje federal y la necesidad

de conseguir que estos avances redunden en

beneficio de la ciudadanía.

Este paso fundamental en la perspectiva fe-

deral hay que vincularlo con las grandes con-

quistas federales conseguidas a lo largo de los

últimos treinta y cinco años, tales como las elec-

ciones por sufragio universal al Parlamento

Europeo en 1979, la desaparición de las fronte-

ras a partir de 1992, la inserción de las nociones

de “ciudadanía europea” y de “cohesión eco-

nómica y social” en los tratados a partir de

1993, el nacimiento de la Unión Económica y

Monetaria y del euro como moneda única des-

de 1999 para once estados –que hoy, quince

años después, son diecinueve–, la comunitariza-

ción del espacio de libertad, seguridad y justicia,

el desarrollo de la política exterior y la creación

de la diplomacia común a partir de 2009 o el

reconocimiento del valor jurídico de la Carta de

Derechos Fundamentales.

Hay que resaltar que estos avances federalis-

tas no son concesiones tecnocráticas sino que

han nacido del impulso de los representantes de

la ciudadanía a través del Parlamento Europeo

desde que fue elegido por sufragio universal en

1979 y, especialmente, tras aprobar el Proyecto

de Tratado de la Unión Europea de 1984. De

hecho, la necesidad de una Unión Europea fe-

deral ha estado presente en todas las reformas

constitucionales posteriores.

En todo caso, es preciso constatar que la

Unión Europea de hoy es cualitativamente dis-

tinta a la Comunidad Europea de los años sesen-

ta y, si bien en aquella la característica innovado-

ra fundamental fue la asunción de una nueva

noción de soberanía (la soberanía compartida,

hasta entonces de concepción y práctica inédi-

tas), la UE de nuestros días se ha desarrollado a

partir de esa base asumiendo en gran medida lo

que se denomina “federalismo interguberna-

mental”. En otras palabras, el federalismo es ya