EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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emigrantes no suelen estar organizados y a me-
nudo presentan un estatus legal inseguro, lo
que los hace proclives a la explotación. Ocupan
segmentos del mercado laboral que tratan de
evitar los trabajadores locales. En ocasiones
también surgen segmentos paralelos que en-
tran en competencia con los segmentos regula-
dos del país (sector de la construcción).
La europeización del problema de la polariza-
ción periférica tiende a hacerla políticamente
más resistente. La situación de los jornaleros ru-
manos en España genera un escaso interés polí-
tico con ánimos de cambiar las cosas. En cambio,
esto representa en Rumanía un buen catalizador
social por así decirlo, ya que la opción de ir a
España (Italia, Austria, etc.) ofrece a muchos ru-
manos y a sus familias una perspectiva favorable
–dejando a un lado cualquier tipo de explota-
ción–. En este momento, resulta difícil vislum-
brar un punto de partida para superar esta con-
figuración de fuerzas. Al contrario, un nuevo
retroceso económico de la periferia justo des-
pués de la crisis financiera, que ha mutado allí
en una crisis de deuda, podría reforzar las es-
tructuras de explotación transnacionales que
gozan de una relativa inmunidad política.