CAPÍTULO 2.
LA ALIMENTACIÓN DEL LACTANTE
ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Es el periodo de transición durante el cual se van introduciendo alimentos
no lácteos. Se debe intentar mantener la lactancia materna hasta que el aporte
lácteo exclusivo no sea el adecuado para cubrir las necesidades que impone un
crecimiento rápido. Esto suele suceder a partir de los cuatro a seis meses de
edad. También conviene señalar que a partir de los cinco meses de vida la leche
materna puede no cubrir completamente las necesidades de vitamina D y hierro,
por lo que habría que suplementarlos de manera preventiva.
Teniendo en cuenta la maduración del niño, el momento apropiado para la
introducción de alimentos semisólidos (papillas y purés) es
entre los cuatro
y los seis meses
,
ya que antes en el niño persiste el denominado «reflejo de
extrusión» (al intentar introducir una cuchara, el niño cierra los labios y empuja
con fuerza la lengua). La alimentación complementaria
no debe sobrepasar el
50% del aporte diario de calorías
y se debe intentar mantener una ingesta de
leche de, al menos, medio litro al día.
Es recomendable introducir los alimentos
de uno en uno
en forma de puré, para
que el niño se acostumbre y conozca poco a poco los sabores y texturas de las
nuevas comidas. Se debe
probar el mismo puré durante cuatro o cinco días
para comprobar la aparición de alergias o intolerancias alimentarias.
A los seis meses el niño debe realizar al menos cinco tomas, para luego ir
pasando a cuatro alrededor del año de edad. En el periodo de prueba se ofrecerá
siempre leche materna o fórmula artificial hasta que las cantidades aportadas
puedan sustituir a una toma de leche.
A partir de los diez meses se puede comenzar a ofrecer alimentos menos
triturados, para que se familiarice con texturas diferentes.
Cereales
Se comienza añadiendo
cereales sin gluten
(arroz y maíz) en el biberón (dos
cacitos por toma en desayuno y cena; después, si son bien tolerados, hasta cuatro
cacitos por toma) y posteriormente en papilla, espesada al gusto del lactante. Las
papillas de cereales pueden prepararse con leche materna, fórmula de inicio o de
continuación. Los productos lacteados se reconstituyen con agua. El
gluten
(trigo,
centeno, cebada y avena), según las recomendaciones actuales, se debe introducir
de manera progresiva a partir del cuarto mes, no más tarde de los siete meses.
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