EL ESTADO DE LA UNIÓN EUROPEA
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para garantizar la eficiente asignación de los re-
cursos financieros en el marco de la unión adua-
nera y del mercado a escala europea. Y sin em-
bargo, es difícil hablar de sistema financiero
europeo, pues este está segmentado a escala na-
cional, además de no operar primariamente con
una sola moneda y con un único banco central.
En este momento, el sistema financiero eu-
ropeo se compone del Banco Central Europeo,
y otros nueve bancos centrales nacionales, que
emiten una moneda diferente del euro, y alre-
dedor de 8300 entidades financieras. En com-
paración con EE. UU., la financiación empresa-
rial es mucho más dependiente de los bancos,
frente al recurso a los mercados de capitales (es
decir emisiones de acciones y títulos de deuda
por parte de las empresas).
Asimismo, el sistema financiero de la UE in-
cluye una entidad financiera pública, el Banco
Europeo de Inversiones, un mecanismo encar-
gado de garantizar la estabilidad financiera de
la zona del euro (el MEDE), un Mecanismo
Único de Supervisión sobre las 130 entidades
financieras consideradas sistémicas (MUS), tam-
bién en el ámbito de la Unión Monetaria, e in-
cluso un Fondo Único de Resolución (FUR) para
la liquidación o saneamiento de los bancos en
crisis. Este sistema de supervisión y reestructura-
ción es conocido como la unión bancaria, limi-
tada, eso sí, a los países del euro, y sin incluir un
fondo común de garantías de depósitos. A estas
nuevas instituciones o agencias hay que agregar
el propuesto Fondo Europeo de Inversiones
Estratégicas, cuyo reglamento debiera estar
aprobado no más tarde de junio de 2015.
Para el conjunto de la UE se ha aprobado un
importante paquete normativo que incluye en-
tre otros elementos el aumento de los requisitos
de capital de la banca.
El enfoque adoptado es cuanto menos pecu-
liar. Es decir, la regulación es la misma para todos,
pero no así la supervisión. Desde el punto de
vista técnico, es discutible que se haya optado
por no establecer un supervisor bancario para el
conjunto de la UE, ya que existe suficiente base
competencial en los tratados. Más bien parece
que se dio por hecho la oposición de algún
Estado miembro a esta solución. Por otro lado,
hay que tener en cuenta que la supervisión tiene
efectos normativos, por lo que andado el tiem-
po puede no ser tan cierto que la regulación sea
la misma para todos los Estados miembros, aun-
que se haya establecido la Autoridad Bancaria
Europea con la finalidad de asegurar el llamado
“manual de reglas único”.
Dado que se optó por establecer el MUS en
el seno del Banco Central Europeo, cabe inferir
que no habrá un supervisor único o cuasi-único
para el conjunto de la Unión en tanto en cuanto
no se adhieran el resto de los países obligados a
adoptar el euro (todos menos el Reino Unido y
Dinamarca).
Por último, el sistema financiero europeo ca-
rece de la liquidez y estabilidad que otorgaría a
los mercados financieros la disponibilidad de tí-
tulos de deuda pública emitidos por la Unión
Europea, tal y como sucede con los bonos del
tesoro de los EE. UU.
Si evaluamos el sistema financiero europeo
desde el punto de vista del desempeño de su
principal razón de ser, que es convertir el ahorro
en financiación para empresas y consumidores,
lo cierto es que la Unión está todavía lejos de
recuperar las tasas de inversión previas a la cri-
sis. En parte, el sistema financiero hasta 2007
estaba inflado como consecuencia de las burbu-
jas inmobiliarias, pero por otro lado el pánico
financiero condujo a un recorte del crédito
para autónomos, pymes y consumidores que
dura hasta nuestras días. En general, los ban-
cos han preferido comprar deuda pública de
los Estados miembros con dinero prestado por