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Introducción: un giro anunciado
La relación transatlántica, entendiendo por tal
su núcleo central, Estados Unidos y Europa, ha
demostrado su solidez durante las últimas siete
décadas, y suficiente fortaleza como para so-
portar tensiones y diferencias durante un tiem-
po prolongado. Con ocasión del estallido de la
crisis financiera en 2007 se ha puesto de mani-
fiesto la interdependencia entre ambos socios,
no solo en cuanto a las repercusiones negativas
en lo económico y lo social, sino en cuanto a la
necesidad de superarla mediante una mayor
coordinación y grandes acuerdos de gobernan-
za global en todos los ámbitos.
En lo económico, la interdependencia tran-
satlántica ha continuado incrementándose, y de
manera exponencial en relación a las economías
emergentes (BRICS). Así lo indican la cifras dis-
ponibles en 2016: una acumulación del 35 %
del PIB mundial en términos de paridad de po-
der de compra; un 25 % de las exportaciones
globales y de un 30 % de importaciones; una
inversión extranjera directa de EE. UU. con des-
tino Europa del 60 % (por un 16 % hacia Asia-
Pacífico); más de 15 millones de empleos entre
directos e indirectos generados entre ambas
orillas; una conexión estrecha de empresas esta-
dounidenses y europeas e intracomercio entre
filiales; interconexión de bancos, servicios finan-
cieros, flujos de tecnología o conexión digital. Y
por supuesto, en lo polito-estratégico, unos
destinos entrecruzados y visiones compartidas
sobre el orden mundial e instrumentos como la
Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN).
Ahora bien, en el periodo de estudio que
abarca este capítulo –el tramo final del segundo
mandato del presidente Barack Obama, con las
elecciones en noviembre de 2016, la posterior
victoria de Donald Trump, y el consiguiente
cambio de Administración el 20 de enero de
2017– las relaciones transatlánticas pasaron del
business as usual
a convertirse en un foco de
considerable tensión y de incertidumbre. El pe-
riodo se caracteriza al principio por una tensa
calma, una situación de
impasse
típica de un
año de elecciones presidenciales en EE. UU. de
la que cabe destacar lo siguiente. Primero, un
bloqueo en asuntos como el Tratado
Transatlántico de Inversión y Comercio (TTIP);
algunas turbulencias en las relaciones con Rusia
(sanciones y seguimiento de acuerdos de Minsk
II en Ucrania, o el deterioro de la guerra en Siria
y el papel de Al Assad). Segundo, cierta conti-
nuidad en la cooperación con la Alianza
Atlántica. Hubo además novedades en Oriente
Medio y el Golfo Pérsico, donde se alcanza un
Estados Unidos y Europa:
fin de etapa
Vicente Palacio